Soy una mujer madura, con los pies en la tierra y la cabeza llena de sueños. He vivido lo suficiente para saber lo que quiero y, sobre todo, lo que no. Me gusta la gente con presencia, con carácter, que no necesite aparentar nada para dejar huella.

No busco complicaciones, pero sí conexión. Esa chispa que se nota desde el primer cruce de miradas, la conversación que fluye sin esfuerzo y esa energía que te hace sentir que todo encaja. Me atraen los hombres que valoran la madurez, la sinceridad y la pasión tranquila, esa que no necesita demostrarse, solo vivirse.

A estas alturas de la vida, creo que se trata de disfrutar sin máscaras, de dejarse llevar por lo que realmente vale la pena: una buena charla, una risa compartida, un encuentro que te deja pensando. Si tú también buscas eso —autenticidad, química y ganas de vivir intensamente— puede que hablemos el mismo idioma.