Sí, lo digo sin rodeos: quiero a alguien insaciable, con ganas constantes, que entienda que el deseo no tiene horario. Alguien que no se canse de explorar cuerpos, que despierte pensando en sexo y se duerma después de hacerlo… o en medio de otra ronda.

No quiero excusas, quiero iniciativa. Que me mire con hambre, que me busque en la cocina, en la ducha, en cualquier esquina de la casa. Que no se asuste de mi apetito, sino que lo iguale o lo supere. Quiero sudor, risas, gemidos, piel contra piel todos los días.

Si eres de los que no se conforman con “una vez por semana” y sabes convertir la rutina en placer diario, escríbeme. Nos vamos a entender muy bien.