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MARIA (BARCELONA)
"Soy una chica que con solo hablarme puedo tener un montón de orgasmos en mi coño."

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Soy una chica que con solo hablarme puedo tener un montón de orgasmos en mi coño

Hay mujeres que se excitan con caricias. Otras con besos, con piel. Yo no. A mí me encienden las palabras. No hace falta que me toques. Ni que me mires siquiera. Solo háblame. Dime cosas al oído, cerca o desde lejos. Dime lo que piensas hacerme, aunque nunca lo hagas. Dímelo lento, con esa voz tuya cargada de intención. Y juro que lo siento todo. Dentro.

La primera vez que alguien me lo descubrió fue por casualidad. Una charla nocturna, su voz grave describiéndome lo que imaginaba al tenerme cerca. Palabras sueltas: “te lamería”, “te abriría”, “te susurraría mientras te entra cada parte de mí”. Pensé que solo me sonrojaría, que sería un juego. Pero mi cuerpo empezó a responder como si me tocaran. Me apreté las piernas bajo la mesa, y ya estaba húmeda. Mojada. Necesitada.

No necesitó verme desnuda. Solo su voz, solo sus frases obscenas, elegantes y sucias a la vez. Me hablaba como si su lengua ya estuviera dentro. Como si cada palabra fuera un empujón, una lamida, un jadeo. Y yo me retorcía, con el móvil en la mano, con los auriculares puestos, sintiendo cómo mis pezones se endurecían, cómo mi coño latía. Me vine. Fuerte. Sin tocarme. Solo por cómo me hablaba.

Desde entonces supe lo que soy. Una adicta a las palabras calientes, al juego sucio del lenguaje. El sexo oral para mí empieza en la garganta, pero de quien habla. Me corro si me describen cómo me usarían, cómo me abrirían las piernas, cómo se arrodillarían a comerme hasta que tiemble. Me corro si me cuentan que me dejarían amarrada, expuesta, susurrándome cada perversión que me espera. Todo eso, sin que una sola mano me roce.

Soy una chica que no necesita dedos. Que no siempre quiere cuerpos. Que puede empaparse solo con frases bien dichas. Que se corre con las sílabas, con la intención, con la voz temblando de deseo al otro lado. Porque cuando alguien sabe hablarme como a mí me gusta, cuando las palabras me follan... mi coño se rinde. Y tiene orgasmos. Muchos. Uno detrás de otro. Incontrolables.